Son las 9:36 de la mañana. Estoy en el café de mi barrio. Escucho conversaciones de la gente y siento, si, siento, porque la palabra es esa, sentir al oírlos y empatizar con sus voces y sus caras y sus tonos y sus angustias, como la gente vive intoxicada, penosa, en sufrimiento constante, por temas que, obviamente desde mi punto de vista, no son tan importantes.

O sí, lo son, porque la importancia es personal, la pone cada uno.

El problema que veo es que enfocan los temas de una manera en que solo se puede realizar una queja angustiosa y sin remedio.

No se busca solución, no se busca aceptación y seguir adelante, solo se busca revolcarse en la angustia y el sufrimiento quién sabe para qué, probablemente para empatizar con el otro, para que el que escucha sienta lástima por nosotros y nos dé un poco de escucha, de atención, una palmadita, un toque, un gesto de afecto.

Un existir en el otro como una queja, una súplica de cariño, un pedido lastimoso de atención, una migaja de amor.

Amor a partir del dolor, basado en nuestro propio dolor y sufrimiento que genera un acto afectivo desde el otro hacia nosotros.

Lo que me lleva a un tema del que hace tiempo que quiero escribir: el amor

¿qué podemos decir del amor?

Primero podemos ir a buscar su definición al diccionario de la real academia española:
Amor:
Del lat. amor, -ōris.
1. m. Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.
2. m. Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.
3. m. Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo.
4. m. Tendencia a la unión sexual.
5. m. Blandura, suavidad. Cuidar el jardín con amor.
6. m. Persona amada. U. t. en pl. con el mismo significado que en sing. Para llevarle un don a sus amores.
7. m. Esmero con que se trabaja una obra deleitándose en ella.
8. m. p. us. Apetito sexual de los animales.
9. m. desus. Voluntad, consentimiento.
10. m. desus. Convenio o ajuste.
11. m. pl. Relaciones amorosas.
12. m. pl. Objeto de cariño especial para alguien.
13. m. pl. Expresiones de amor, caricias, requiebros.

Vemos que, en la mayoría de las definiciones, el amor apunta al otro, o sea, no es sin el otro, y no solo eso, sino que es hacia el otro, es una entrega, un darse, un completarse con el otro.
Porque la definición misma lleva implícito (y no tan implícito) que somos incompletos.
Nacemos inconclusos, fragmentados, truncados, y para ser uno, para existir en la completud, necesitamos del otro, y no solo eso, tenemos que entregarnos al otro, perdernos nosotros mismos en el otro.
¿Somos insuficientes? ¿No (nos) alcanzamos? ¿No somos valiosos en nosotros mismos?

Hablemos del primer contacto con un ser amado: La Madre.
Puede ser la madre, el padre, el tutor, la abuela, quienquiera que ocupe el rol de primer ser humano afectivo que transmite y enseña sentimientos al bebe, luego niñ@.
Desde que somos pequeños nuestros padres, que son los primeros seres humanos que nos dan amor, o eso creemos, nos empapan de humanidad, de sentimientos, de valores, de reglas sociales y definiciones, una de ellas, el amor.

Pero ¿qué nos enseñan? ¿Qué clase de amor nos enseñan?

Dejamos a un costado, por ahora, los primeros meses de vida porque la vía de comunicación no es a través del lenguaje hablado, pero si de un lenguaje corporal y sensible-sensual a través del cual el bebé se va humanizando.

Llegamos entonces a la etapa de la comunicación verbal.
Y quiero poner un ejemplo:
Madre: – “Juancito, ¿puedes ir a ordenar tu cuarto y tus juguetes?”
Hijo: – “¡No ma!, estoy cansado y no tengo ganas.”
Madre: – “¿Hijo, tu amas a tu mamá verdad?”
Hijo: – “si ma, ¡yo te amo mucho!”
Madre: – “¿Entonces por qué no haces lo que tu madre te pide? Los niños que aman a sus mamás son buenos y obedientes. Si no haces lo que yo te digo, entonces ¡no me quieres!”

¿Qué opinan?
¿Qué quiero mostrar con este ejemplo?

Una definición de amor que inconscientemente todo padre, madre o tutor le trasmite a sus hijos a partir de un simple pedido, que seguramente se repite en muchas situaciones distintas a lo largo de la infancia. Entonces:
Definición de Amor (heredada de nuestros padres): Hacer lo que “el ser amado” te pide que hagas.
Definición que luego nos acompaña toda la vida, marcando el amor familiar, el más difícil de manejar para cualquier persona, y también el amor de pareja, de amigos, etc.
Haz lo que yo te pido, sino no me amas.
Haz lo que yo te pido, sino no me completas.
Haz lo que yo te pido, sino no te completas.
No somos completos si no hacemos lo que los demás nos piden.
No somos completos si no cumplimos las expectativas que los demás ponen y esperan de nosotros.
Luego no somos completos si no cumplimos las expectativas que nosotros mismos vamos construyendo dentro nuestro a partir de lo que los demás, los seres queridos, pero también la sociedad, y hasta seres desconocidos que nunca nos cruzaremos en nuestra vida, nos exigen.

Y así terminamos viviendo la vida de los otros, la vida que otros planearon para nosotros, tanto nuestros padres, que “nos aman”, como aquellos que manejan la sociedad hoy en día, como cualquier otro que se cruce en nuestro camino, generándonos un consumismo inagotable en donde nunca jamás, en toda la vida, llegaremos a ser, a sentirnos completos, a ser felices, a existir.

Y solo queda la queja. La incompletud humana. La falta de amor (propio).

Lic. Pablo Talice

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